Muchas veces entendemos la palabra ahorro como una disminución del consumo, pero nos olvidamos que también significa ser eficientes con su uso. En esta nota te contamos no sólo cómo usar menos energía sino también de qué manera podés sacarle el máximo provecho.
El significado más primitivo de una de vivienda es el de “refugio” contra el exterior.
De esta manera, una vivienda implica la creación de un espacio interior en el cual uno es libre de determinar las condiciones que considere importantes como para habitar en él. Debe cumplir con parámetros de iluminación, ventilación, temperatura, y permitir el uso de todos los dispositivos que la industria ofrece para preparar alimentos, higienizarse, descansar, etc.
Dentro de los parámetros mencionados, el gasto energético más importante tiene que ver con la temperatura, con ese esfuerzo de mantener una condición ambiental interior distinta a la exterior. La diferencia entre la temperatura “inicial” (la temperatura que tiene la casa naturalmente) y la temperatura “final” (la deseada para lograr el confort) determina la cantidad de energía que se debe aportar para lograrlo. A este consumo principal se suman luego todos aquellos gastos asociados al uso de iluminación artificial, conexión de electrodomésticos y la generación de agua caliente para uso sanitario.
El concepto de “ahorro” no implica sólo reducir el uso de energía sino aprovecharla eficientemente. De este principio surgió en los años 90 el concepto de “casa pasiva”.
“Casa pasiva” consiste en combinar un elevado confort interior con un consumo de energía muy bajo, casi nulo, mediante el aprovechamiento de los recursos naturales combinados con un diseño bioclimático y un tipo de construcción de gran eficiencia y altísima aislación.
Para aproximarse al objetivo de reducir el gasto energético, cabe diferenciar las acciones de carácter preventivo de las acciones de carácter correctivo.
Acciones de carácter preventivo
Son todas aquellas decisiones que son importante tomar antes de la construcción de la vivienda o la reforma de la misma. Las más importantes son:
– Diseño general que tome en cuenta la orientación del lote para aprovechar al máximo la radiación solar, la ventilación, el asoleamiento, etc, y a su vez reduzca las pérdidas y ganancias de calor en las fachadas más desfavorables.
– Alto aislamiento térmico y sin puentes térmicos en toda la envolvente para reducir la demanda de energía para climatización.
– Ventilación natural y/o mecánica para renovar el aire interior. Se puede incorporar además un recuperador de calor intercambiando energía en el cruce, y el filtrado del mismo para mejorar la calidad del aire evitando presencia de polvo y polen.
– Incorporación de sistemas de generación de energía alternativas, ya sea fotovoltaica, eólica, biomasa, geotérmica, solar, etc.
Acciones de carácter correctivo
Son las acciones que pueden realizarse para disminuir el consumo energético en aquellos casos en que la construcción no pueda modificarse:
– Utilizar iluminación con tecnología LED.
– Programar los termostatos de climatización de manera eficiente, evitando climatizar espacios no utilizados ni setear temperaturas por encima de niveles razonables de confort.
– Desconectar artefactos en stand-by. El 2% del consumo energético de una vivienda se pierde mediante artefactos conectados a la espera de su uso.
– Evitar el uso de estufas y calentadores eléctricos.
– Utilizar electrodomésticos con categoría de alta eficiencia energética.
– Aprovechar la ventilación natural, especialmente en verano, para mejorar las condiciones de renovación del aire interior.
Fuente: Arq. Felipe De Ocampo
Instagram: @fdo_arq
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